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Mensaje del Director Ejecutivo

¿Por qué nace Evangélicos Unidos en Acción? 

El 28 de junio de 2001, alrededor de 800 evangélicos de sobre 64 pueblos de la isla se dieron cita para organizarse e insertarse en los procesos públicos del país. De ahí nació “Evangélicos Unidos en Acción”. Una organización que se dedicará a defender y preservar los valores y principios judeo-cristianos que dieron origen a nuestra nación y Constituciones. 

¿Por qué organizarse? Nos organizamos porque reconocemos que la actual lucha por los valores que representarán la norma en nuestra sociedad, tal y como se redactan a través de las leyes y el proceso político, es una importante  que exige de los cristianos, responsabilidad y envolvimiento. Por otro lado, al organizarnos también reconocemos, lamentamos y confesamos que la  generalizada apatía e indiferencia del pueblo cristiano-evangélico hacia las realidades sociales y políticas del país, han sido en parte responsables de la debacle social y moral que vivimos en el día de hoy. Diversas razones han influído en esta apatía e indiferencia y nos comprometemos a corregirlas a través de la educación. Sin embargo, a pesar de lo anterior, identificamos el reciente interés y entusiamo de los creyentes en envolverse y participar de los procesos públicos y políticos, como una evidente acción del Espíritu Santo, por lo que creemos que es hora de profundizar y alentar la participación del creyente en dichos asuntos. Creemos que el poder redentor y renovador de Cristo no solo afecta al individuo, sino también a las esferas social, económica y política en las que este se desenvuelve. Creemos que es en el campo politico donde menos hemos llevado, a pesar de su importancia, las respuestas que Dios ofrece en su Palabra. 

Evangélicos Unidos en Acción” quiere y se propone luchar incansablemente por defender y establecer en la conciencia ciudadana,  los valores fundamentales que nos ayudarán a crecer y a desarrollarnos en armonía. Valores como la integridad, la ética individual y colectiva en el desarrollo económico, el valor del trabajo y la productividad, la libertad de expresión religiosa, la separación verdadera de la iglesia y el estado, y no la malinterpretación de la separación del estado y Dios. 

Como cristianos nos envolvemos en esta tarea, no a pesar de nuestra fe, sino por causa de nuestra fe, nos comprometemos en el quehacer político, no en violación a nuestra fe , sino porque tenemos fe y la queremos ejercer en favor de un mejor gobierno. Ese compromiso es parte de nuestra expresión como creyentes y pone de manifiesto nuestro deseo de servirle a Dios y al prójimo. 

El proceso politico es una realidad inescapable. Por vivir dentro de una sociedad y ser un ente social, el hombre siempre va a estar cerca de estos procesos. La vocación  política siempre va a ponerse de manifiesto en la vida de todo ser humano, en algunos con diversos matices y medidas de realización, según la participación y el grado de compromiso de cada persona. 

El cristiano no está excluído de esta realidad.. Precisamente por que “está en el mundo”, aunque no sea de él ( Juan 17:11 ), y en razón de su serio compromiso y contacto con el mundo, el creyente  no puede evitar su participación en la cuestión política. Como hijos de Dios estamos llamados a proyectar en el ámbito social los valores que surgen de nuestra fe. Entendemos que no hay un solo espacio de la existencia humana en el que el cristiano no encuentre su lugar de testimonio del poder redentor de Cristo Jesús. Entendemos que nuestra fe cristiana no puede ser reducida al ámbito familiar, personal o eclesiástico, con exclusión del orden económico, social y político. La doctrina del Señorío de Cristo sobre todas las cosas, impide caer en la herejía de decir que no hay esferas de la existencia humana en las que Cristo no pueda ser el Señor. 

Entendemos que el Evangelio no libera al creyente del deber de participar en la construcción o el mejoramiento de la calidad de vida en nuestra sociedad, sino por el contrario, lo liberta del pecado para asumir con mayor ventaja esta tarea. En un sentido, la fe cristiana devuelve el cristiano al mundo en que vive como una nueva criatura que en su condición de cristiano está en óptimas condiciones para asumir con mayor responsabilidad su deber como ciudadano. 

Por ultimo, existen tres razones de peso por las cuales un cristiano debe de envolverse en los procesos públicos y/o politicos: (1) Como ciudadanos de un país, estado o nación, los cristianos tienen los mismos deberes cívicos que tienen los demas ciudadanos: servir en jurados, pagar contribuciones, ejercer su derecho al voto y apoyar a los candidatos que mejores cualificaciones tengan, etc.; (2) como ciudadanos del Reino de Dios, los cristianos deben traer los estandares bíblicos de justicia a la vida pública. El envolvimiento del creyente en la vida pública tiene el potencial de mover el sistema politico del autointerés de grupos o personas poderosas a el interés público; (3) los cristianos tienen la obligación de traer los valores morales al debate público, y sacar la demagogia y la política de baile, botella y baraja de los procesos politicos.  

 

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